La trágica pérdida de Greg Biffle en un accidente aéreo, que también cobró la vida de su esposa e hijos, sumió a NASCAR en un profundo duelo. Sin embargo, la historia no se limita al mundo de las pistas, ya que meses antes de su fallecimiento, Biffle se destacó por su compromiso humanitario tras el impacto del huracán Helene en el sureste de Estados Unidos, específicamente en las áreas montañosas del oeste de Carolina del Norte. En respuesta a los severos daños en la infraestructura y el aislamiento de diversas comunidades, el expiloto decidió actuar de manera directa utilizando su propio helicóptero. Durante varios días consecutivos, realizó vuelos diarios hacia zonas inaccesibles por tierra debido a derrumbes, inundaciones y carreteras intransitables, logrando evacuar a personas atrancadas, localizar a quienes clamaban por ayuda y transportar suministros esenciales como alimentos y agua. Con licencia para pilotar aeronaves y helicópteros, Biffle se sumó de forma voluntaria a estas labores de rescate, coordinándose con otros pilotos civiles y con los equipos que gestionaban las solicitudes de auxilio. Los testigos de estos hechos lo describen como una persona perseverante y comprometida, capaz de enfrentar condiciones climáticas adversas y terrenos complicados para salvar vidas en áreas rurales y montañosas. Tras difundirse la noticia de su fallecimiento, la narrativa en redes sociales y medios especializados se transformó, resaltando a Greg Biffle no solo como un campeón de NASCAR, sino también como un ciudadano que supo transformar su experiencia como piloto en una herramienta para el servicio comunitario. Su intervención durante la emergencia natural no solo ayudó a salvar innumerables vidas, sino que reafirmó su legado de solidaridad y valentía, fuera de los reflectores del automovilismo.
Autor: Iñigo Socías
